
En un contexto global marcado por la incertidumbre climática y la complejidad urbanística, la ingeniería geomática ha dejado de ser una disciplina técnica auxiliar para convertirse en una herramienta esencial de gobernanza y protección civil. Durante el Gran Día de la Geomática 2025, expertos y académicos de la Universitat Politècnica de València (UPV) y del Colegio Oficial de Ingeniería Geomática y Topográfica (COIGT) desgranaron cómo la captura y el análisis masivo de datos territoriales actúan hoy como un verdadero «servicio público».
No se trata solo de medir el terreno, sino de entender la realidad territorial en profundidad, anticipar riesgos, aportar soluciones y contribuir al bienestar de las personas.”
Mucho más que mapas: tecnología vital para la respuesta ante emergencias y recursos hídricos
La capacidad de respuesta ante catástrofes naturales se ha transformado radicalmente gracias a la geomática. La gestión de la reciente DANA sirvió como el ejemplo más claro de cómo el dato geoespacial salva vidas cuando el tiempo apremia. Según los datos técnicos expuestos, la operativa desplegada coordinó en apenas 50 días un total de 1.812 operaciones aéreas, de las cuales el 78% se realizaron con drones. Sin embargo, el valor no residió en el vuelo en sí, sino en la integración de sensores y análisis para inspeccionar infraestructuras críticas, evaluar daños estructurales y realizar tareas de cubicación y búsqueda en zonas totalmente inaccesibles para el ser humano.
Esta lógica de prevención técnica se aplica también a recursos vitales como el agua. Lejos de la gestión reactiva tradicional, la ingeniería actual combina imágenes satelitales con el análisis de datos históricos para detectar vulnerabilidades en las redes de abastecimiento antes de que se produzcan roturas. El objetivo técnico es garantizar la continuidad de un servicio básico, pasando de la reparación urgente a una estrategia preventiva que asegura que el ciudadano tenga agua al abrir el grifo sin interrupciones. Como señaló Carlos Antonio Puig Mengual, presidente-delegado territorial del COIGT, la sociedad comprende en estos momentos límite que esta ingeniería no es una disciplina lejana, sino una técnica de protección directa.
Seguridad jurídica y propiedad: el alto coste económico de la imprecisión territorial
Más allá de la emergencia física, existe una emergencia legal y económica que la geomática busca resolver: la discrepancia entre la realidad física y la documentación administrativa. La falta de una validación técnica rigurosa en la delimitación de la propiedad ha generado un volumen masivo de litigios. Las cifras son elocuentes: desde 2003 se han registrado 38.170 casos judiciales por conflictos de lindes, lo que ha supuesto unos costes estimados de 312 millones de euros
Expertos en topografía inmobiliaria y peritaje judicial advierten que la «seguridad documental» (lo que dice una escritura) a menudo choca con la realidad del terreno si no hay una base gráfica precisa detrás. Esta fricción afecta directamente a las operaciones de compraventa y al desarrollo urbano. Para mitigar estos riesgos, la solución pasa por una coordinación técnica interprofesional mucho más estrecha entre la ingeniería geomática, el Notariado, el Registro de la Propiedad y el Catastro. El reto actual es «hacer encajar» el terreno con su representación gráfica y legal, convirtiendo la precisión topográfica en un seguro obligatorio contra problemas futuros y garantizando la seguridad jurídica del tráfico inmobiliario.

Digitalización, BIM e IoT: exactamente lo que parece “invisible”
El futuro de las ciudades y la gestión de infraestructuras pasa inevitablemente por la adopción de nuevas metodologías digitales que eliminan la subjetividad. El dato geoespacial ha dejado de ser un documento estático para convertirse en una infraestructura operativa dinámica. Herramientas como el escaneo láser y la metodología BIM (Building Information Modeling) permiten ahora detectar incoherencias en proyectos de construcción y cerrar debates con evidencia objetiva, reduciendo drásticamente los sobrecostes y conflictos en obra.
A esto se suma el potencial del Internet de las Cosas (IoT) y la sensorización geoespacial, que permiten monitorizar activos críticos en tiempo real, ofreciendo trazabilidad y control constante. Un ejemplo de esta vanguardia es el uso de modelos digitales precisos en ciudades como Benidorm para integrar el uso de drones en entornos urbanos con garantías de seguridad. En este ecosistema, instituciones como el Institut Cartogràfic Valencià (ICV) juegan un papel clave desarrollando gemelos digitales que sirven de base para la toma de decisiones públicas. En definitiva, la geomática se consolida como el puente necesario entre el dato crudo y la decisión política responsable, aportando el rigor técnico que la ciudadanía exige a sus gestores.
Artículo escrito por el Colegio de Oficial de Ingeniería Geomática y Topografía. CV y Región de Murcia
